CINE

Mi nombre es Harvey Milk (Gus Van Sant).

En 1977, Harvey Milk fue elegido concejal del Ayuntamiento de San Francisco, convirtiéndose en el primer hombre gay reconocido en ocupar un cargo público. No sólo significó una victoria para los derechos de los gays; supo crear coaliciones con grupos muy diversos, desde la tercera edad a los sindicalistas. Harvey Milk cambió la imagen del defensor de los derechos civiles. Antes de su prematura muerte en 1978, se había convertido en un héroe para los estadounidenses. Activista gay, amigo, amante, unificador, político, luchador, Harvey Milk se convirtió en un icono para la sociedad.

Hasta aquí la sinopsis. En cuanto a mi opinión, no puedo ser objetiva en la valoración de esta película porque Sean Penn me parece un actorazo. Le auguro premios, aunque caiga en el tópico de encarnar a un gay. Es una película que me transmitió alegría y optimismo, la actitud del personaje es admirable. Es muy acertado el parecido físico de los actores con el personaje real al que encarnan, buen trabajo de casting.

Y no puedo rematar el texto sin señalar mi debilidad por el actor James Franco.

Siete almas (Gabriele Muccino).

Will Smith encarna a un recaudador de impuestos atormentado que no puede escapar de la culpabilidad que siente por un accidente en el que se vio involucrado en el cual fallecieron siete personas. No descansará hasta que redima su culpa haciendo el bien a otras siete personas.

Es una de esas películas en las que no te enteras del argumento hasta pasados unos minutos, a pesar de que destripa el final desde el principio. Y yo con este post destripo la intriga de ir descubriendo la trama a medida que avanza la película.

Cabe destacar el cambio de registro de Will Smith, actor al que estamos acostumbrados a ver en papeles cómicos o de acción; en este drama su mirada y su expresión facial denotan una gran depresión y amargura existencial. Del personaje destaco la generosidad y capacidad de sacrificio por hacer el bien.

Y otro más

Se abre otra etapa: 2009. Cada inicio de año es como si nos ofrecieran un libro en blanco para rellenar un tomo más de nuestra vida. Ojalá sea capaz de escribir con buena letra, anotar sólo capítulos buenos y deshechar lo que no quiero incluir en este volumen.

Después de Navidades, época que personalmente no me gusta nada, dicho sea de paso, toca la vuelta al cole. Las vacaciones de Navidad han sido familiares, relajadas, he descansado mucho y he jugado al billar casi todos los días. Es uno de mis vicios. Acostumbrada a una vida ajetreada, las últimas dos semanas he tenido tiempo hasta para aburrirme.

No acostumbro a hacer balance del año que termina ni planes y buenos propósitos para el año nuevo. Aún así, el 2008 ha sido un buen año, quizás podría decir que uno de mis mejores años, aunque no los recuerdo todos con la misma nitidez que este recién vivido.

No pienso aquello de "año nuevo, vida nueva". Espero que los aspectos positivos continúen, seguir aprendiendo, y que los buenos propósitos estén presentes a menudo, no sólo el 31 de diciembre.

Gracias a las personas queridas que forman parte de mi vida, espero seguir compartiendo buenos momentos.

Feliz 2009.