Recuerdos. Tantos porqués

Hace una semana que la política era monotemática (del 10 al 12 de julio) por el décimo aniversario de una salvajada. No me gusta la política, los políticos me parecen unos hipócritas y, lo que me parece aún peor, es que hagan política con asuntos tan serios como el terrorismo. Me parece incluso ofensivo.
Cada vez que veo la noticia no puedo evitar acordarme lo que estaba haciendo ese día.
Hace diez años muchas familias españolas tuvieron la oportunidad de acoger a menores de Bosnia-Herzegovina, ya que la zona de la que procedían quedó devastada por la guerra (1992-1995) y sus consecuencias, que en esos casos siguen coleando durante tiempo. Así conocimos a Sinan, que pasó el mes de julio de 1997 con nosotros. En concreto él procedía de Gorazde. Cada familia de acogida llevaba una carta de póker y tenía que buscar al niño/a que llevaba la misma carta. Sinan bajaba de aquel autobús con cara de susto, gesto que no se le borraba ni cuando subió al coche de camino a casa. Con unas fotocopias de vocabulario y frases tradidas del español al bosnio, íbamos hablando como los indios: con palabras sueltas y con señas. Pero poco a poco nos fuimos entendiendo y cogiendo cariño y Sinan disfrutó del mes de julio lejos de aquel desastre, aunque lejos de su familia.
Concretamente el sábado 12 de julio de 1997 estábamos pasando el día en una piscina para que los chicos bosnios que habían hecho el viaje juntos pudieran reencontrarse algún fin de semana para charlar, jugar y ver a sus tutores; a la vez, quienes habían acogido charlaban sentre sí obre la experiencia, qué se había encontrado cada uno, etc.
Entrada la tarde, la noticia del asesinato empezó a correr como la pólvora. Recuerdo con todo detalle el gesto cariacontecido de Sinan, su cara de interrogación y extrañeza. El chico dijo "¿Qué pasa?" Y tú pensabas: ¿qué le cuento? ¿cómo se lo explico? ¿que se han cargado a alguien porque sí? ¿qué razonamiento tenía aquello? El mismo sinsentido tienen las muertes de antes y de después, venga de donde venga el terrorismo. Pero esta me parece excesivamente cruel y egoísta: "te perdono la vida a cambio de".
Diez años después me sigo haciendo las mismas preguntas: ¿por qué? ¿qué sentido tiene? Y sigo sin poder dar respuestas coherentes.