Desde el cielo, al cielo

Han pasado tres días pero no quiero pasar por alto este post, no he podido escribirlo antes.

Hace unos meses en este blog, entusiasmada, dejaba constancia de una experiencia maravillosa de la que llevaba mucho tiempo queriendo disfrutar, a decir verdad desde pequeñaja, desde que tuve conocimiento del tema: saltar en paracaídas. Me gustan los deportes de aventura en contacto con la naturaleza pero la experiencia del paracaidismo ha sido lo mejor que he hecho, lo dije en su momento y lo reitero.

El pasado viernes 30 de mayo estaba trabajando cuando recibí la llamada de mio amiga PI preguntándome con voz muy seria: "¿Sabes ya lo que ha pasado?" No, no había tenido ni un minuto para mirar la edición electrónica de los diarios porque el viernes estamos ultimando detalles en el trabajo. Así que Pi me dice: "Se ha estrellado la avioneta en Lillo, han muerto dos personas". Mientras la oía contármelo se me erizó el vello y se me puso un "no sé qué" en el estómago, me quedé de piedra. Lo primero fue preguntar si entre los 11 que volaban estaba alguien de los conocidos, especialmente un compañero de trabajo de Pi. No había ninguno de ellos, pero igualmente siento mucho lo sucedido: murió el piloto, Jesús, y un paracaidista. La misma avioneta, el mismo piloto.

Como ya imaginaba, no faltó alguna voz: es que no te das cuenta de lo peligroso que es y sigues pensando en saltar. Pues no estoy de acuerdo; las condiciones atmosféricas y las turbulencias mandan, sin duda, pero el paracaidismo es alucinante, hay muy buenos profesionales y se toman precauciones.

Un abrazo a la gente de Skydive Lillo, donde nos recibieron fenomenal, demostraron profesionalidad y que son una piña.